viernes, 28 de agosto de 2015

VÉRTIGO

El vértigo se lleva dentro. Te asalta cuando menos te lo esperas y pone tu estómago patas arriba. Se viste de recuerdos, se esconde en el olor de una camisa guardada en el fondo del armario o en el sabor de un helado o en una canción que suena por la radio sin avisar. Es una palabra, una sonrisa o la lluvia. O lágrimas y dolor.

El vértigo puede ser rojo o azul o verde o negro, muy negro. Va y viene. Aparece en tus sueños o en plena conversación con cualquiera y siempre, siempre te sorprende y te quita el aliento por un instante. A veces te pone una sonrisa en la boca y otras apaga tu mirada, pero jamás te deja indiferente.

Puede sonar a vieja canción de amor o a rock duro, ser un piano nostálgico o una batería atronadora. Puede bailar de puntillas o volar muy alto, contar una historia o susurrar un poema. Pero haga lo que haga, sea como sea, venga cuando venga, siempre sabe diferente, a nuevo, a sorpresa, a regalo, a sal y pimienta con un toque de azúcar y limón.

Da miedo.

Pero vale la pena.

Mjo