jueves, 21 de abril de 2016

EL PRINCIPIO DE LA HISTORIA

Esto de las primeras citas es un campo de minas. Y pido perdón por anticipado por lo macabro de la comparación pero es que no se me ocurre mejor forma de describirlo. En cierta manera, el amor es tan complejo y peligroso como una guerra y sus consecuencias, igual de devastadoras. Así que lo siento pero me ratifico: esto de las primeras citas es un maldito campo de minas.

Porque vamos a ver... En los libros y las películas te hacen creer que todo va siempre como la seda y aún en el caso de haber problemas, se acaban solucionando y el amor triunfa. ¿Cómo? A mi que me registren. Mi experiencia ha sido siempre desastrosa pero ya ves, no me rindo. Parece que me gusta sufrir. En el fondo de mi habita una pequeña masoquista a la que no puedo controlar. Pero a lo que iba: las primeras citas.

La última vez que estuve en una situación parecida, Cristo andaba todavía en pañales así que la teoría la tenía más bien perdida y la práctica, ni te cuento. Recurrí a la ayuda inestimable de mi hermana y mi mejor amiga, que me dieron muchos consejos, de los valiosos y de los otros, que me pusieron todavía más nerviosa de lo que estaba y olvidé en cuanto me quedé sola. Acabé haciendo una lista de lo que era imperativo hacer (ducha, body milk, maquillaje y ropa nueva por fuera Y por dentro), lo que no debía hacer bajo ningún concepto (era una lista corta: no rajarme en el último momento. Y punto) y lo que haría por si acaso (depilación extrema, de esas que... bueno, ya sabéis de las que hablo). El objetivo estaba claro: acudir al evento y conseguir que fuera un éxito aunque muriera en el intento. O él, claro, porque también podría resultar que fuera un capullo integral que no mereciera tanto esfuerzo y eso está, claramente, castigado con la muerte. No física, sólo... Bueno, ya lo entendéis.

Hecha un pincel pero sencilla, como si recién hubiera salido de la cama pero con los labios pintados de rojo, me fui hacia el lugar de la cita. Fui capaz de dominar las ganas de morderme las uñas, de tocarme el pelo y desmontar los rizos que tan bien habían quedado, dar golpecitos con el pie en el suelo y silbar como hago cuando estoy nerviosa. Hasta que llegué a la parada del metro y me entró el temblor de piernas más absurdo del mundo. Tuve que sentarme antes de llegar a las escaleras mecánicas, cerrar los ojos y respirar hondo varias veces antes de poder seguir con mi camino, momento que aproveché para darme un último toque de "Light Blue". Qué narices me pasaba? Si el chico en cuestión no me gustaba!!!!! En serio, había quedado por él porque mira, porque no me pareció mala idea ni tenía nada que perder, a qué venía tanta ansiedad? Ni idea...

Me estaba esperando a la salida del metro y fue todo sonrisas y amabilidad. No sentí el (esperado) vuelco en el corazón al verlo; después de todo, no me había entrado por su físico. Fuimos a la pizzería, nos encontramos con todos sus amigos, quise que la tierra me tragara cuando se giraron al mismo tiempo para mirarme y, con la sensación de que la noche ya se había echado a perder antes de empezar, nos sentamos en la mesa que había reservado.  La conversación empezó poco a poco, buscando lugares comunes y hablando de la familia, aficiones, gustos... Fue tan natural y fácil que antes de darme cuenta ya estábamos haciendo bromas y probando lo que el otro había pedido. Yo, que soy tímida hasta decir basta! Pero me sentía tan cómoda como con cualquier persona a la que hubiera conocido mucho antes. Al salir de la pizzería, nos sentamos en un banco y seguimos hablando. El tiempo se fue en un abrir y cerrar de ojos. A la una y media de la mañana, miró el reloj, sonrió y dijo "qué rápido pasa el tiempo cuando estás a gusto". Y entonces sí, mi corazón dio un pequeño saltito. Fue la primera de las cosas que me dijo aquella noche, frases que me hacían sonreír y, no voy a mentir, me daban ganas de lanzarme a su cuello. No, no lo hice. Yo no quería quemar etapas y él estaba de acuerdo en tomarnos las cosas con calma. Primero conocernos, luego... ya veríamos si había un "luego"



(Mañana o pasado o al otro, más. Esta noche me caigo de sueño!!!!)

Mjo

BACKWARDS AND FORWARDS

BACKWARDS

Voy saltando de día en día, con sus noches por enmedio, y todavía tengo la sensación de que no es real. A veces me despierto pensando "tengo que decirle..." antes de acordarme que ya no hay nada de lo que hablar. No te preocupes, el mundo ya no se me cae encima cada mañana ni siento que he perdido el tiempo cada noche. El dolor sigue ahí pero se ha convertido en parte del paisaje.

Ya llegó la primavera, ¿lo has notado? Yo no, no del todo. Tengo el frío metido en los huesos y no veo el sol ni los brotes verdes. Sé que están ahí, en algún lugar, pero no tengo ganas de buscarlos. Hoy, que se acercan las vacaciones, no dejo de pensar en los planes que teníamos y no cumpliremos. ¿Cuándo se acabará este echarte de menos, la necesidad de verte, las ganas de oír tu voz? No veo el final pero existe, de eso estoy segura. Tiene que existir porque no hay quién pueda soportar semejante tormento.


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FORWARDS

Me equivocaba. Se puede soportar y se puede superar. Llegó la primavera de verdad y aunque a veces llueva, el sol siempre regresa. Qué ganas tengo de que llegue el verano. Y el otoño. Y Florencia, quizá.


Mjo