domingo, 6 de noviembre de 2016

CRONICA DE UN VIAJE (4)

  6- OCTUBRE - 2016, Jueves (Capella Medicee, San Lorenzo, Biblioteca Laurenziana, Galeria dell'Accademia)    

Por fin estoy en la Capella Medicee. Y, por una vez, llegué sin perderme. Anoche busqué el itinerario en el Google Maps del móvil y fui haciendo fotos, cosa que ha funcionado bastante bien. Voy a empezar la visita, a ver qué cosas encuentro de mis queridos Medici. Lorenzo, ¡allá voy!
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Cúpula de la Capella dei Principi
Suelo de la Capilla
Carpe Diem.
Entrar en la Capella dei Principi (Capilla de los Príncipes) es, literarlmente, quedarse sin habla. Lástima que una parte esté en proceso de restauración y falten algunas figuras. Aún así, el mármol de todos los colores posibles te deja con la boca abierta. Me he sentado en el suelo, apoyada contra la pared de madera que tapa una de las zonas de restauración y he sacado la libreta. Escribo y miro alrededor, sin importarme que algunas personas me miren con cara rara. De repente, me veo el tatuaje de "Carpe Diem", observo el lugar en el que me encuentro y se me saltan las lágrimas. ¿Síndrome de Stendhal, quizá? ¿O la sensación de haber recorrido un largo camino hasta llegar aquí y empiezo a liberarme del peso? No lo sé pero aquí, en este lugar donde la gente habla en susurros, pongo punto y final a una etapa de mi vida y me propongo empezar otra nueva, distinta. Si en algún momento pensé que este viaje podía ser un error, me equivocaba. Ha sido todo un acierto. Vine buscando respuestas y las estoy encontrando.
Uno de los sepulcros de la Capella
Altar
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Y ya está, encontré a Lorenzo y a Giuliano. Cómo no, juntos. Lo cierto es que, a pesar de la temprana muerte de Giuliano, es difícil separar la figura de un hermano de la del otro.
Tumba de Lorenzo y Giuliano de Medici

"Conocí" a Lorenzo Il Magnifico gracias a una novela, que no sé cuánto de verdad encierra, que narra sus amores con una chica que ni siquiera sé si existió. Soy consciente que el Lorenzo que dibuja seguramente está muy lejos del auténtico. Producto de su tiempo, en más de una ocasión debió mancharse las manos de sangre, directa o indirectamente. Pero su papel como mecenas de Botticelli, Michelangelo, Leonardo y tantos otros, la luz que dio a Firenze y la historia que escribió es más que suficiente para ser admirado y recordado. Esta ciudad no sería lo que es sin él, sin ellos. Il Magnifico es, junto con Cesare Borgia, uno de mis personajes históricos favoritos. He leído mucho sobre él y su época y estar aquí, cerca de donde reposan sus restos, francamente me toca el alma. Este viaje está siendo todo lo que esperaba y más.

Inscripción al pie de la tumba
Me gustaría saber cuántos de los que están en esta sala, llamada Sagrestia Nuova, pequeña y casi insignificante después de la Capilla de los Príncipes, sabe algo sobre su figura. En la placa conmemorativa que hay al pie de la tumba, hablan de la conjura de los Pazzi. ¿Sabrá alguien de que se trata? ¿O dispararán las cámaras porque es lo que toca y, cuando salgan, se olvidarán de lo que han visto? No creo que haya muchos que le admiren como yo. Aún a riesgo de sonar exagerada, tengo un pellizco en el corazón. Daré una última vuelta a la sala, contemplando las esculturas de Michelangelo, y después me despediré de "mi" Lorenzo para seguir con la visita.

Tumba de Giuliano, Duque de Nemours
Addio, Lorenzo, resta in pace.
Tumba de Lorenzo, Duque de Urbino

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Me estoy acordando del viaje a USA hace unos años. El día que estuvimos en Owensboro con Nicky y pasó un rato con nosotros, me llevé tal impresión que pasé horas en las nubes. Bueno, pues creo que el "contacto" con los Medici de esta mañana ha tenido más o menos el mismo efecto. Lorenzo debe estar partiéndose de risa en su tumba, "todavía tengo efecto sobre las mujeres", pensará. Sobre las demás no sé pero sobre mí, está claro que sí. Es una de las visitas que más me han gustado y me he quedado con las ganas de comprar algún libro que hablara de él pero ninguno estaba en español y, francamente, no me veo con ánimos de leer no sé cuántas páginas en inglés o italiano. Tendré que conformarme con el que compré ayer y seguir buscando por Barcelona.
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Chiostro dei Canonici
Yo y los claustros. Me encantan. Paseando por el Chiostro dei Canonici (Claustro de los Canónigos) antes de entrar en la Biblioteca Laurenziana, me imaginaba a los monjes que en sus años debían vivir allí y me daba envidia. ¿Qué tienen estos lugares que destilan paz aún estando llenos de gente? Es como si el silencio reinara por encima de las conversaciones. O quizá es que, yendo sola, me es más fácil aislarme del ruido que me rodea para concentrarme en mis sensaciones. Seguramente será lo último. Decidido. Como me toque la lotería, me construyo un claustro como éste.

Biblioteca Laurenziana
 La biblioteca es impresionante. Bueno, en realidad no es una biblioteca como la imaginaba. Es, más bien, una sala alargada con escriptoriums de madera a ambos lados, parecidos a los que debían usar los monjes en los antiguos monasterios para hacer sus trabajo de iluminación de libros. Allí he visto la exposición "Ad usum fratis" (que no sé lo qué significa porque no sé latín pero algo de frailes es, seguro), con muchos ejemplos de esos trabajos. Me parece increíble cómo podían hacer dibujos tan detallados en espacios tan diminutos. Me han llamado la atención algunos ejemplares con anotaciones al margen y uno en particular que parecía una sopa de letras muy muy primitiva.
Tumba de Cosimo Medici, Pater Patriae


En la parte de abajo está la cripta donde está enterrado Cosimo de Medici, al que otorgaron el título de "Pater Patriae" (Padre de la Patria) después de su muerte. Aunque el patriarca de la familia es Giovanni, con Cosimo se consagró realmente la relación entre los Medici y Firenze. Justo delante está enterrado Donatello. Entre ambos había una relación no sólo de mecenazgo sino de amistad, por lo que me parece lógico que incluso en la muerte permanezcan cerca el uno del otro.

Sigo, todavía me queda la iglesia. Cómo aprovecho el tiempo ¿eh?


Tumba de Donatello
Libro con miniatura iluminada












Yo y los claustros, una historia de amor

 











El Duomo y el Battistero, nunca demasiado lejos
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Fachada de la Basílica de San Lorenzo
San Lorenzo, obra de Brunelleschi, engaña cuando la ves por fuera. Comparada con el Duomo y la Santa Croce, su fachada parece desnuda, a medio hacer. En cambio, cuando entras, toda la sensación de simplicidad desaparece. Es amplia y luminosa, de paredes blancas salpicadas con tumbas a uno y otro lado. No abruma ni sobrecoge y aunque parece más sencilla en un primer vistazo, pronto te vas encontrado detalles lujosos. Y cómo no, la última obra de Donatello está en esta iglesia. Son dos púlpitos, el de la Pasión y el de la Resurreción, de bronce completamente esculpidos. Impresionantes, ambos, por los detalles y la perfección que tiene.

Cúpula de la Sagrestía Vecchia
La parte que más me ha gustado es la Sagrestia Vecchia, con su pequeña cúpula con su representación de las consteleaciones celestiales. No es que una lo sepa porque sí, pero me he pegado a una pareja que hablaba español y el hombre explicaba con detalle lo que había pintado. Los símbolos del zodiaco, algunas estrellas y algo más que no pillé porque se alejaban de mí y no quedaba bien que les siguiera.
Órgano
 
Nave central
Altar Mayor




Justo debajo está la Tumba de Cosimo
Para variar, no sé ni qué hora es pero mi estómago empieza a quejarse. He salido para buscar algún sitio donde comer y, por segunda vez en este día, se ha acercado alguien a preguntarme qué libro estoy leyendo. Al decirles que soy española y, de momento, no puedo leer en italiano se han quedado sorprendidos. En ambas ocasiones me han dicho que parecía italiana. Me he ido en busca del restaurante con una sonrisa de oreja a oreja.
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Ahora estoy sentada al sol en la calle dell'Accademia, esperando que llegue la hora de entrar. Me queda todavía un buen rato, pensé que era más tarde. No sé ni en la hora que vivo, tengo el reloj interno patas arriba. Mi hermana se reía y hablaba de jet lag. Sé que en estas distancias es imposible pero empiezo a pensar que algo así me pasa. Ahora se nubla un poco. En la tele dijeron esta mañana que se acerca un frente frío pero se supone que no va a llover hasta el domingo y para entonces ya estaré en casa. Que llueva o brille el sol me importará tres pepinos, estaré triste igual por dejar atrás esta preciosa ciudad. Me va a costar mucho volver a la vida real. ¡Si fue ayer que reservé el viaje! Qué lento pasa el tiempo cuando tienes una meta y qué rápido cuando estás pasándolo bien. Tendré que planear el próximo viaje, a saber para cuándo será...

Me parece que voy a ver si la Chiesa de San Marco está abierta. Estoy sentada en un mini-escalón y empiezo a no sentir el culo. Además, volvió el sol y me estoy asando. Total, está tan cerca que ni yo me puedo perder.
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Davide, de la cabeza a los pies
Sus manos, mi perdición
Galleria dell'Accademia, a los pies de Davide. Primera sorpresa: ahora ya no te puedes sentar en el suelo. ¿Cómo? La otra vez mi hermana y yo nos apoderamos de una esquina y estuvimos sentadas hasta que nos hartamos. De hecho, pasamos casi dos horas girando de un lado al otro, quedándonos con otros detalles. Fue una pasada. La sorpresa buena es que ahora SÍ se puede hacer fotos, siempre que no se usen trípodes ni palo-selfies ni, por supuesto, flash. Así que voy a documentar cada centímetro de la escultura más perfecta del mundo (según mi modesta opinión) para llevármelo a casa. Y eso incluye la entrepierna, por supuesto, aunque son sus manos lo que me siguen alucinando. No les falta ni un solo detalle. Los nudillos, las venas, los huesos esos de los que no sé los nombres... todo. Es hermosa, de principio a fin, hermosa. Detrás de mí hay una mujer que comenta a sus amigas, con aires de entendida, que no le gusta, que es demasiado perfecta. Pues para mí sigue estando muy por encima del resto, a mucha distancia de la siguiente obra maestra que pueda existir. Que algo así salga de un bloque de mármol, de la pericia de un hombre, es algo que me alucina y me da por pensar que es cierto eso que dicen, que las figuras existen en las piedras o los mármoles y el artista es el encargado de sacarlas a la luz, darles vida. Algo así como los orcos de Mordor cuando los sacan de aquella gelatina asquerosa pero cargado de belleza.

¿Habéis visto su nariz? Es perfecta
Y sí es cierto que su "cosita" es pequeña en comparación con el resto del cuerpo pero tengo una teoría (sin demostrar, por supuesto) y es que Michelangelo la estaba esculpiendo en un tamaño más adecuado pero se despistó con la belleza de su creación y de un mal martillazo, se cargó un trozo. Claro, tuvo que arreglarse con lo que quedaba pero vamos, que tampoco quedó demasiado mal. Y mejor lo dejo, ¡que se me va la imaginación y ésto puede acabar más verderón de lo que quiero, jajaja!

Así, sin censuras ni nada
Sigo pensando que L'Accademia pierde toda, o gran parte, de la gracia después de ver a Davide. Entras, pasas entre los "Esclavos" (esos bloques a medio tallar en los que parece que realmente esté la figura luchando por escapar de su encierro) y te encuentras con Davide para acabar de alucinar. Es una pena que los cuadros del resto del museo, casi todos siguiendo una temática religiosa, no se aprecian como es debido después de empacharte de la perfección. De todas formas, hay que verlos aunque sólo sea de pasada. Y, cómo mínimo, ¡para amortizar la entrada! Ah, no os olvideis la gallería donde es exponen modelos de esculturas utilizadas para otros monumentos o tumbas. Es impresionante.

Uno de los esclavos
Salgo casi cuando van a cerrar, otra vez. Compro un sandwich enfrente del museo mismo y me voy de vuelta al hotel. Por hoy ya está bien. Tengo los pies que no sé si son míos o del vecino del quinto.

Vista trasera. Interesante...
Mjo















Galeria de las esculturas.