miércoles, 2 de noviembre de 2022

JARDÍN DE SOMBRAS (segunda parte)

La mañana se les fue haciendo cola; de los autos de choque, insípidos sin las canciones de Camela ni el olor a porro de sus fiestas mayores, pasaron a la noria, donde Nerea dejó definitivamente olvidado el miedo absurdo de sus seis o siete años.De ahí pasaron al avión que volaba hacia ninguna parte. La hora y media de espera se tradujo en tres vueltas a paso de tortuga a bordo de un aparato venerable que pronto cumpliría cien años. A Éric no le produjo nada, pero Nerea se sintió transportada a otro tiempo, a otro lugar, a la piel de una espía legendaria que cruzaba fronteras para vender sus secretos al mejor postor. Cuando bajaron, ella feliz y él quejándose de que ahí dentro olía muy raro, se les había echado encima la hora de comer y decidieron hacer una pausa para comer.