sábado, 7 de abril de 2018

COSICAS

COSICAS QUE TE ENCUENTRAS EN TWITTER Y SE TE QUEDAN DENTRO: "La cabeza diciendo que cierres el libro y el corazón que no levanta la mirada de sus letras" (@arkonero)

No soy usuaria continua de twitter. De hecho, confieso que me abrí una cuenta para poder cotillear sobre mis pilotos y demás famosillos. Poco a poco, se fueron apuntando amigos y eso pero tampoco cambió mi modo de usarlo. A veces me da por ir poniendo cosas y contestar tweets sobre noticias o frases que me gustan u ofenden, que de todo hay en esa viña no tan anónima. A algunos, los 140 caracteres les daba para mucha tontería y ahora, que los han ampliado a 280, imagina qué de gilipolleces se encuentran. A una le da por pensar que twitter es una especie de campo de experimentación para comprobar hasta qué límite llega la estupidez humana y, oh sorpresa, parece que no existe tal límite. Desde el que cree que escribiendo "candado" evitará que retuiteen sus memeces (por Odín, qué risas) hasta el que lleva a cabo el experimento de meter un gurruño de papel de plata en el microondas y en vez de una reluciente bola metálica obtiene una factura descomunal por el cambio del aparato y toda la red eléctrica de la casa. Señor, Señor, hay que pensar un poquitoooooo...

Pero de vez en cuando te tropiezas con frases como esa del encabezamiento y te quedas mirando la pantalla del móvil un ratín y sonríes y acabas siguiendo a quién se la sacó de la manga porque oye, qué bonito. Y qué apropiado que aparezca justo en ese día, en el que tú andas metida en algo que se parece, de una manera más o menos cercana, a lo que explican esas palabras. Y se te ocurre escribir algo a ver qué sale... Y sale ésto.

"No sé qué me hizo volver a sacarlo de la estantería pero lo cierto es que, una tarde de noviembre, me encontré sentada en el sofá con aquel libro en el regazo. Añoranza, quizá, de las aventuras que viví en sus páginas hacía ya tanto tiempo. O tal vez la sensación de que la soledad y el silencio me pesaban demasiado. En realidad, el por qué no importa tanto. Aquella noche durmió en mi mesilla y allí sigue.  No nos exigimos atención continua pero cuando estamos juntos, no hay espacio para nada más. Hoy un capítulo, la semana que viene quizá tres y así nos vamos haciendo compañía, dando nueva luz a esa vieja historia. Increíblemente todavía me sorprende con lecturas entre líneas que antes no fui capaz de entender y he aprendido que todas las historias tienen fallos de trama y giros argumentales que no tienen por qué arruinar el producto final... A veces tengo la sensación de estar leyendo una historia nueva. El libro no ha cambiado, es papel impreso y no hay magia capaz de alterar eso. Supongo que soy yo la que es distinta, la que ha leído otros libros que prometían mucho y acabaron por decepcionarme y prefiero volver a lo malo conocido porque sé que no me va a defraudar. Y sí, pasa el tiempo sin darme cuenta que es hora de irme a dormir, que el reloj suena demasiado temprano por la mañana y luego arrastro el cansancio durante todo el día. Pero no, no despego los ojos de sus palabras porque he decidido que valen la pena las ojeras, perder el tren y llegar tarde al trabajo, los dolores de cabeza por dormir menos de lo que debería. Vale la pena aunque el final no sea el perfecto y la historia diste mucho de ser redonda o los personajes no se parezcan en nada a nadie que conozca... Yo sigo leyendo"

Mjo