Esta
semana ando escasa de inspiración. Nada, que lo intento y no hay manera que
salga algo que valga la pena. Bueno, miento. Digamos que mi carpeta de
“Borradores” ha engordado un poco con tres o cuatro principios prometedores
que, quizá en otro momento, acabarán convertidos en historias pero, de momento,
no soy capaz de sacarlas adelante. Así que me dio por pensar en aquellas cosas
que son capaces de arruinarte el día desde que sales de la cama. Ojo, cuidado,
que si encima es lunes, no es que te arruine el día sino la semana. Os cuento
qué se me ha ocurrido y juro que todas, absolutamente todas, las he vivido en
mis propias carnes:
1. *Se fue la luz y no pude hacerme ni un triste café porqué, oh, vaya, resulta que en mi casa todo es eléctrico. “Eso te pasa por moderna”, me dijeron cuando lo conté, “si tuvieras una cafetera de toda la vida en vez de una de cápsulas, eso no te habría pasado”. A ver, una cosita... ¿Qué parte de “todo es eléctrico” no habéis pillado? Si tengo vitrocerámica y no hay luz, ¿cómo hago la puñetera cafetera que sí tengo? ¿Enciendo quince velas del IKEA, con aroma a frutos rojos, la pongo encima y me armo de paciencia hasta que suba el café? Y de las tostadas ya ni hablamos, ¿no?
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