martes, 15 de marzo de 2016

CENIZAS AL VIENTO

Cosas que perdimos en el fuego, como el tiempo y las ganas. Sobre todo al final, cuando el incendio ya lo había arrasado todo y sólo quedaban las cenizas. Alguien abrió las ventanas y una ráfaga de viento se las llevó lejos. Sobrevolaron el suelo del jardín, se posaron en los rosales blancos, ensuciaron la fuente de los peces de colores y, cruzando las vallas, llegaron hasta el mar. Cabalgando en una ola hasta el otro lado del mundo, una parte de lo que fuimos aterrizó en una playa solitaria y se perdió entre la arena. Así acabó todo, en el anonimato que siempre buscamos y no fuimos capaces de encontrar.

Tú y yo, con tanta historia que contar, nos quedamos mirándonos en silencio. Teníamos pocas opciones y optamos por evitar los reproches e intentar querernos como nunca lo hicimos. De verdad, con todas las consecuencias, desde el principio o hasta el final. Total, ya no teníamos nada que perder...

No nos recuperamos. En algún momento nos encontramos, nos conocimos de nuevo y aprendimos a querernos como éramos. Tú tan extraño y difícil, yo tan complicada y muerta de miedo. Los dos perdidos sin saberlo, los dos pidiendo rescate con la sensación de no ser escuchados. El destino, qué gran cabrón, nos juntó por un tiempo. Primero no éramos, después fuimos y dejamos de serlo. Ardió el fuego, que lo destruyó todo y nos dejó desnudos, solos. Tú helado, yo en llamas.

Pasará, como todo, y algún día nos reiremos, juntos o por separado, y quizá seamos capaces de recordar las partes buenas y olvidar lo que dolió. Porque el tiempo lo cura todo y lo que no se cura, muere. Es posible que incluso alcancemos a echarnos de menos, a arrepentirnos por la oportunidad perdida, a lamentar no haberlo intentando. Y nos busquemos, a ver si queda algo que pueda salvarse, si todavía nos reconocemos al vernos en los ojos del otro, si somos capaces de sentir el calor de nuestra piel a través de la ropa o si los besos son tan buenos como creíamos o sólo nos los inventamos.

Qué carajo... Mientras hay vida, hay esperanza. Cuando se vive, se ama. Si se ama, se pierde. Y se sufre.

Mjo
15-03-16