martes, 1 de noviembre de 2022

JARDIN DE SOMBRAS (primera parte)

Todo empezó con una inocente invitación. “Hey, ¿te vienes el domingo al parque de atracciones? ¡Ya han abierto el Túnel del Terror!”. Aceptó, claro, porque la propuesta venía de Éric, y si había algo que a Nerea le gustase más todavía que pasar miedo era, precisamente, Éric.

Aquella semana llovió casi cada día, y ella vivió con un ojo en el cielo y otro en la aplicación del tiempo de su móvil. Cada vez que veía el simbolito de la nube y las gotas, se le caía el alma a los pies. “¿Por qué, Señor, por qué? ¡Para una vez que tengo un plan interesante!”, se dijo una y otra vez. Por suerte, el viernes cambió la previsión y se anunciaron temperaturas por encima de lo normal para la época y sol a partir del sábado. Su ánimo mejoró mucho, pero se negó a confiarse del todo, por si el cambio climático y su legendaria mala suerte decidían aliarse en contra y aguarle la fiesta.

El domingo por la mañana, cuando cogió un taxi en el centro de la ciudad, intentó no pensar en dos cosas: el pastizal que le iba a costar el viaje y las nubes que manchaban el cielo con un sucio tono gris. Le dio la dirección al conductor, en cuyos ojos creyó ver brillar el símbolo del euro, y sacó el móvil para llamar a su amigo. Dejó que el teléfono sonara una y otra vez y cuando estaba a punto de colgar, escuchó su voz adormilada.