lunes, 6 de enero de 2020

TU RISA

La risa, ese afrodisíaco que no se puede embotellar (Mjo, 04-01-2020)

Ese sonido, o su recuerdo, sencillo y vibrante, es todo lo que necesito para que se me erice la piel. No puedo separar algunos de mis mejores momentos de tu risa, que a veces viene sola y, a veces, provoco por el simple placer de oírla. 

No me regales joyas, ropa, flores ni bombones. Bueno, bombones sí... Pero sobre todo, regálame tu risa al oído, suave y entrecortada entre beso y beso. Deja que cierre los ojos y me pierda en ella, que sienta cómo resbala sobre mi piel y se cuela dentro, poco a poco, abriéndose paso por mis venas hasta llegar al corazón. 

Hazme reír para acompañarte. Provoca mi risa al compás de la tuya una noche cualquiera, aunque no estés, aunque no puedas verme, aunque no me oigas. Arráncame una carcajada a medio camino entre la fantasía y el placer. Grábala a fuego sobre mi carne como una marca de propiedad, una herida que acabará siendo cicatriz. Enciéndeme con un roce entre el cuello y el hombro, provoca la risa con esas cosquillas que no todos son capaces de hacer.