jueves, 17 de junio de 2021

A MODO DE HOMENAJE


El año pasado, el día 19 de junio para ser más exactos, el mundo andaba sacudiéndose a tortas la pandemia de la que aún no hemos acabado de salir, aunque empecemos a ver la luz al final del túnel. Creíamos que habíamos ganado la batalla y nos disponíamos a echarnos a la calle, tomar las playas, recuperar la vida que, decíamos, nos habían quitado durante meses, sin imaginar siquiera que todavía nos quedaban otros doce meses, algunos tan malos como los primeros, de sufrimiento e incertidumbre. 

En algún momento de aquella mañana, mi hermana me envió un mensaje la noticia de la muerte de Carlos Ruiz Zafón y, a riesgo de sonar dramática, juro que se me cortó el aire en los pulmones. No sabía que estaba enfermo y me pilló por sorpresa el anuncio de su partida. Se me llenaron los ojos de lágrimas, como si hubiera sido un amigo cercano o, quizá, un familiar al que, a pesar de no ver con frecuencia, aprecias sinceramente. ¿Por qué? Hum, difícil de expresar en palabras porque, como pasa con casi todos los sentimientos, éste también es un poco irracional. No lo conocía en persona, ojalá, pero...