lunes, 30 de diciembre de 2019

IMPULSOS


La vida es un cúmulo de impulsos.


Los que no sientes, aunque deberías, pero no te salen, no los tienes ni los deseas.

Los que pasarán, los que un día fueron importantes y ya no recuerdas.

Los que dejaste madurar, crecer, arder, consumirse en un instante.

Los que dejan huella, te atrapan, te marcan, te atan y te matan poco a poco, sin que te des cuenta.

Los que contienes porque pueden ser demasiado peligrosos.

Aquellos a los que cedes porque es imposible no hacerlo, ignorarlos, no dejarte llevar.

Y tú, que resumes todos mis impulsos. Los sensatos, los locos, los peligrosos, los inútiles, lo necesarios, los secretos. Tú.

Y yo, que he aprendido que no puedo ni quiero dejar de seguirlos.

Mjo

04.07.2016

(Tan válido ahora como entonces)

domingo, 22 de diciembre de 2019

RETOS

A mi alrededor hay mucha gente que se pone retos y, la mayoría de las veces, consigue completarlos. Yo no lo he intentando nunca. Tampoco he hecho nunca, hasta donde soy capaz de recordar, una lista de "Propósitos para el nuevo año". Como todos, aspiro a lo típico tópico: ir más al gimnasio, comer más sano, perder los kilos que me sobran, dejar de fumar... Alto, eso  lo hice años atrás, ya puedo tacharlo de mi "no-lista".  Es cierto; no tengo (casi) ninguna ambición y reconozco que me canso demasiado pronto de según qué cosas, sobre todo cuando veo que no salen como yo quiero. O como creo que esperan los demás. No me preocupa decepcionarme sino decepcionar a los demás, a lo que confían en mí, aquellos que creen que tengo talento para hacer "X" o fuerza de voluntad para llegar hasta "Y". Este año, sin embargo, han habido tantos cambios, tantas cosas nuevas en mi vida, que empiezo a tener ganas de imponerme cierta disciplina, un punto de partida y una meta. Así que he decidido perder esos malditos kilillos de más, comer menos y más sano, ir al gimnasio tres días por semana como poco, sonreír más, besar tanto como sea posible, quejarme menos,  y... ponerme retos de lectura y escritura. 

El primero porque hace años que me digo que hay ciertos libros que, por obligación, debería leer y de los que huyo porque me parecen demasiado sesudos para mí o me repelen porque les han colocado la etiqueta del "lectura obligatoria", algo que provoca a esa parte de mí que tanto disfruta llevando la contraria. Y no los leo. 

El segundo, el de la escritura, es porque últimamente tengo muchas más ganas de escribir, de contar cosas que quizá sólo me importan a mí, ya sea en forma de relato, de reflexión o incluso confesión más o menos disimulada. No sé, no puedo explicarlo, simplemente ocurre y no busco las razones. Sucede y ya. El caso es que, buceando en el blog de David Generoso (https://davidgeneroso.com/) que me recomendó un amigo, el de Gabriela Literaria (https://www.gabriellaliteraria.com/) y Literautas (https://www.literautas.com/), me encontré con varias ideas sobre cómo actuar para superar un bloqueo (ese pánico de la página en blanco que no afecta sólo a los escritores reconocidos), pautas para adoptar una rutina o incluso listas con sugerencias para empezar un relato. Así, pasando de un artículo a otro entre los tres blogs, llegué a uno que hablaba sobre el "Reto Ray Bradbury". ¿Quién?, dirá alguien. Bueno, enlace a wikipedia ( https://es.wikipedia.org/wiki/Ray_Bradbury) y recomendación de leer su magnífico "Fahrenheit 451" que os dejo. Me llamó la atención y mucho. Abrí el enlace al artículo y...

Básicamente, el reto consiste en escribir un relato o cuento corto, entre 2000 y 3000 palabras, cada semana durante un año. De tal manera, al llegar al 31 de diciembre tendríamos una colección de 52 narraciones que, se supone, nos permitiría comprobar la evolución como escritores de peor a mejor. Como dicen en el artículo, nadie puede escribir 52 historias que no valgan la pena, alguna seguro que se salva! Sugieren una rutina (qué fea palabra), quiero decir unos hábitos que abarquen siete días y empiecen con la idea que queramos desarrollar y acaben con el envío del resultado final a uno o varios "lectores cero" y, si sale algo que realmente vale la pena, incluso enviarlos a concursos o acabar publicarlos en formato libro. Me interesa. Me interesa y mucho! Así que he decidido que el dos de enero (el uno no, que está el concierto desde Viena y es posible que arrastre algo de resaca post-Nochevieja) me voy a poner en serio con ello. No será fácil. No ME será fácil. Mis hábitos son cualquier cosa menos eso, habituales, soy más de improvisar, dejarme llevar por lo que me apetece, y quizá ya va siendo hora de poner algo de orden en mi vida. Soy consciente de que el horario de trabajo que tengo no me ayudará demasiado pero, si me esfuerzo, puedo conseguirlo. Si me esfuerzo y si pido ayuda, claro, porque creo que sola no voy a poder. Y eso será una de las partes más difíciles, no sé pedir ayuda ni me gusta molestar... pero lo tendré que hacer. Aunque sólo sea para que me obliguen a seguir cuando tenga ganas de rendirme y lanzar la pluma a la basura. 

Ah, y también publicar un microcuento cada... dos o tres días en Instagram. Es menos serio pero, porras, para alguien que escribe como habla, sin control alguno, condensar una historia con cierta lógica en 100 palabras o menos es todo un desafío!

El reto de lectura será más sencillo, creo. Ahí van los títulos elegidos para que me acompañen durante el 2020, a ver si consigo tachar todos los de la lista: 

- Saga Harry Potter, de J.K. Rowling (vi la primera película y le cogí una tirria a Hermione...)
- Orlando Furioso, de Ludovico Ariosto 
- Algún clásico de la literatura española: Fortunata y Jacinta de Pérez Galdós, Los Gozos y las Sombras de Torrente Ballester, La Barraca de Blasco Ibáñez o Los Pazos de Ulloa de Pardo Bazán
 - Algún Sherlock Holmes, empezando por el principio a ser posible
-  Grandes Esperanzas, de Charles Dickens

Y entremedio, acabar la serie de mi querido Montalbano y despedirme de él, y sus compañeros de la comisaria de Vigata, como se merece: con una buena cena regada por un vino excelente y una caminata frente al mar para hacer la digestión. Que me va a costar hacerlo, de verdad, le he cogido mucho cariño a ese detective esquivo, irónico y con un corazón de oro. Se le va a echar de menos...

Y después de soltaros tamaño rollo, primero disculparme por la pesadez (y la pedantería que, sin duda, alguien verá entre líneas) y después agradeceros el apoyo que me dais incluso sin que yo me de cuenta. Escribo para mí y publico porque quiero hacerlo. Que me lea una persona o un ciento (jajajaja, qué gracia!) no me importa demasiado aunque agradezco mucho que alguien pierda un poquito de su tiempo en hacerlo e incluso decirme que le ha gustado o no. La sensación que se produce no es bonita, no, hay que inventar una palabra nueva para describirlo. 

Me voy a la cama, que ya es hora. Bona nit! 

Mjo

jueves, 19 de diciembre de 2019

DICIEMBRE


Qué tendrá diciembre con sus noches largas y las luces de colores que asaltan las calles. Qué tendrá diciembre que provoca risas y llantos por igual. Qué tendrá diciembre, con su variedad de olores y sabores, los precios que suben, el ansia de gastar que nos invade, la necesidad de decir "te quiero", el papel de regalo, las cuentas a cero o casi. Qué tendrá diciembre, y su inevitable Navidad, que nos vuelve locos si es que alguna vez, en los doce meses, llegamos a estar cuerdos.

No hace mucho recordaba las tardes del día de Navidad de mi infancia, cuando la familia recogía los trastos después de comer y nos llevaban a Barcelona a ver el magnífico belén de El Corte Inglés de Plaza Catalunya. No sé los demás,  pero yo lo vivía como una extraordinaria aventura. Las luces, la gente, el ruido, los muñecos que cantaban y se movían como por arte de magia, los niños ilusionados entregando sus cartas a los pajes reales y mis padres cogidos a mis manos, el único ancla que necesitaba para no perderme en el gentío. De regalo, una hamburguesa en el McDonald's y oye, qué rica la salsa y que quiero otra y otra... pero ya no saben igual, ¿sabes? Algo me han cambiado en la fórmula que son distintas. Aunque lo más probable es que la distinta sea yo.

lunes, 2 de diciembre de 2019

CÁNTEME AL OIDO, SEÑOR COHEN...




De fondo, Leonard Cohen
y, en primer plano, tú.
Y yo pensando que ahí,
sí, justo ahí,
en ese espacio que queda
entre tu nariz y tu barbilla,
podría quedarme a vivir.
Respirándote. Viviéndome.
Escuchando el silencio,
creando música sin letra.
Saboreándote. Descubriéndome.
Respondiendo preguntas,
despejando dudas.
Si, ahí, justo ahí,
donde nace el deseo
y se apaga el miedo.


Mjo
2019